En defensa del empleo, por SAMUR como servicio público de calidad

La política de recortes y no reposición de las bajas en el servicio municipal SAMUR-PC, por parte de la anterior Administración Municipal y la gestión ineficaz de los directivos del propio SAMUR, que optan por aumentar la carta de servicios a costa de sobrecargar una plantilla calculada para cubrir 107.000 avisos con una previsión de superar los 135.000 este 2015 y que desde 2008 solo sufre bajas, bien sea jubilación, lesiones, envejecimiento o atención a las nuevas necesidades, en una continua sangría del personal destinado al operativo que presta el servicio de atención directa a las emergencias de la ciudad de Madrid, provoca que hayamos llegado al límite.

Situación insostenible denunciada desde CCOO y UGT a los diferentes responsables municipales de forma activa y reiterada desde inicios de 2015.

El cambio producido en el Gobierno municipal y las reuniones con el Concejal Delegado D. Javier Barbero hicieron albergar esperanzas de cambio, pero la realidad que aprecian todos los trabajadores es que sufrimos un DEJA-VU: el incremento constante de intervenciones, las unidades asistenciales incompletas, comer a las 19:00 horas sin descanso, la no cobertura de bases que lleva a dejar descubiertas más de un 40% de las 21 bases con las que cuenta el SAMUR en la geografía municipal, jugando con la seguridad que se vende desde la carta de servicios de SAMUR-P.C.

Desde UGT y CCOO alertamos a la población y exigimos a la Alcaldesa que tome cartas en el asunto, dote de recursos humanos, deje de abusar de los Voluntarios de Protección Civil, ( la ciudad de Madrid no puede vivir una situación de emergencia continua) y que ejecute cambios en la gestión donde mantiene equipos nombrados por Ana Botella que siguen utilizando los mismos métodos, recortando derechos, incumpliendo acuerdos, dilatando acciones y por tanto restando eficacia a un Servicio Público esencial para la ciudad.

Es inaceptable que el equipo de Gobierno actual permita que se realicen contrataciones precarias, que no llegan a cubrir el 15% de las 200 plazas necesarias, mientras se sigue supliendo a funcionarios con voluntarios y colgando medallas de eficacia a costa de una plantilla exhausta, gestionada desde un modelo nacido en el seno más radical de la derecha madrileña.

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